Reseña de la X Olimpiada Filosófica de España

Realizada por el alumno Nicolás Casas Pollmann del IES Profesor Angel Ysern

Mi camino a la final de la Olimpiada Filosófica Nacional comenzó, como el de todos, escalando lo que se sintió como infinidad de competiciones por una mezcla de esfuerzo e intervención divina hasta llegar el día de entrega de la final de Madrid, donde supe que acabaría yendo a escribir a Tenerife.

Desde el momento de concepción de la primera disertación hasta la final en Adeje, poco hubo en mis tardes más prioritario que leer, absorber cualquier idea que se me cruzase y tuviera relación con la filosofía ética y política, los dos campos fundamentales que planteaba el tema de este año: fronteras y justicia global.

Así, llegué a Tenerife con mi profesor de filosofía y compañeros de la comunidad, sabiendo nada más pisar la isla que iba a ser una experiencia espectacular, pero aún muy lejos de juzgar realmente cómo de especiales llegarían a ser esos días que, quiero pensar, han supuesto para mí un antes y un después.

Gracias a la organización, nos alojamos en un hotel maravilloso y vimos lo mejor que Tenerife podía ofrecer, una bendición teniendo en cuenta el estrés que acompaña normalmente una final de tal escala, pero que brilló por su ausencia hasta pocos minutos antes de la prueba. Sin embargo, mejor que cualquier excursión fue la gente. Juntarse con los mejores filósofos jóvenes de España es, como cabría esperar, una experiencia un tanto colorida y variopinta, aglomerado una treintena de personajes de todas puntas del país, cada uno con sus historias, ideas y obsesiones fugaces y espléndidas.

Y es que esto fue para mí el cúlmen de la experiencia: conocí a gente maravillosa y espectacular, ansiosa por el cambio y dispuesta a traerlo, la revolucionaria semilla de una revolucionaria juventud, la promesa de un futuro humano, sostenible, ético y prometedor.

Ya sólo por eso, por conocer a gente tan preciosa, todo el esfuerzo valió la pena, dio sus frutos y me regaló una experiencia inolvidable. Por ello, a quien esté dudando si participar, sólo tengo un consejo: hazlo.

Reseña sobre la XIII Olimpiada Filosófica de Madrid

Realizada por la alumna Lucía Molina Díaz (IES Nicolás Copérnico)

La XIII olimpiada filosófica de Madrid este año se celebró en la Universidad Autónoma de Madrid.

Nosotros llegamos con un poco de retraso, por lo que nos perdimos la presentación.

La conferencia que siguió a la presentación tuvo dos partes. La primera estaba un poco más cargada de teoría y de historia, mientras que la segunda parte se centraba más en casos particulares, testimonios y anécdotas del poniente. En mi opinión esa fue la parte más entretenida, pero de todas maneras se hizo muy largo ya que, al menos yo, estaba impaciente por saber quién había ganado.

Luego hubo un pequeño descanso en el que algunos aprovechamos para cotillear la universidad y comer algo. Después se desarrolló un debate entre dos institutos, sin duda mi parte favorita. Tras el cierre y las conclusiones de ambos participantes, hubo un turno de preguntas del público muy entretenido. Mucha gente se animó a participar y fue todo muy dinámico.

La proclamación de los ganadores fue sin más. Me gustó mucho que todos nos lleváramos una bolsa con regalos como premio, así todo el mundo se fue con mejores sensaciones que cuando te vas con las manos vacías. La parte de las fotos fue un poco caótica, pero era normal porque estábamos todos muy nerviosos. Por último, los ganadores de cada categoría leyeron o visualizaron sus trabajos (dependiendo de la categoría). Todos eran muy buenos.

En general, fue una experiencia muy emocionante y animo a todo al que le interese aunque sea un poco la filosofía a participar, ya que simplemente el haberlo intentado ya merece la pena, y si consigues ganar, el viaje es una experiencia inolvidable.